domingo, 13 de julio de 2008

Nichita Stanescu


NICHITA STANESCU 
(1933-1983)


QUÉ BUENO QUE EXISTAS
Me sucede en la vida,
entonces, la felicidad que me brota
es más fuerte que yo y que mis huesos
que haces estallar en un abrazo
de dolor y maravilla.
Hablemos, digámonos palabras
aguzadas como el cristal de un cincel
que separa al río helado de su cálido delta,
al día de la noche, al basalto del basalto.
Lánzame felicidad contra el cielo,
mi sien se golpee en las estrellas,
mi mundo prolongado e infinito
transforma en columna o algo
mucho más alto y más urgente.
¡Qué bueno que existas, qué asombro existir!
Dos canciones somos, que se entremezclan,
dos colores, somos, que nunca antes se vieran:
uno, lo profundo de la tierra
y el otro, lo celeste, casi en jirones,
trenzados ambos en una lucha sin cuartel:
lo maravilloso que eres, el azar que soy.
(Versión: S. Teillier y Miguel Ruiz)


CE BINE CA ESTI

E o întâmplare a fiintei mele
si atunci fericirea dinlauntrul meu
e mai puternica decât mine, decât oasele mele,
pe care mi le scrisnesti intr-o imbratisare
mereu dureroasa, minunata mereu.

Sã stam de vorba, sã vorbim, sã spunem cuvinte
lungi, sticloase, ca niste dalti ce despart
fluviul rece în delta fierbinte,
ziua de noapte, bazaltul de bazalt.

Du-mã, fericire, în sus, si izbeste-mi
timpla de stele, pânã când
lumea mea prelunga si în nesfirsire
se face coloana sau altceva
mult mai inalt si mult mai curând.

Ce bine ca esti, ce mirare ca sunt!
Doua cântece diferite, lovindu-se amestecindu-se,
doua culori ce nu s-au vãzut niciodata,
una foarte de jos, intoarsa spre pãmânt,
una foarte de sus, aproape rupta
în infrigurata, neasemuita lupta
a minunii ca esti, a-ntimplarii ca sunt.



HOJARASCAS
Digo pues: se descolgarán las largas
sogas de la lluvia
a través del aire húmedo que envuelve
los atardeceres.
Se acerca el aniversario de las hojas golpeadas por la lluvia.
El recuerdo de los sucesos de mi vida
viene del futuro, no del pasado.
Corazón, corazón, misterioso planeta,
alma, alma, aire por el que se acercan
tiernas imágenes tuyas, casi inmóviles
ante mi respiración.
Se acerca el aniversario de las hojas golpeadas por el viento,
el aniversario de las piedras del camino en las que
se golpeará la herradura de la luna cuando pase a caballo,
el aniversario de las bicicletas recostadas sobre el muro,
el aniversario
de la insignia prendida al uniforme del liceo,
el aniversario de todas las palabras
cuyas letras mantienen firmes
el deseo y el amor...
El corazón, planeta misterioso
en el que me habría gustado vivir y morir.
(Versión: S. Teillier y M. Ruiz)


FRUNZISURI

Se-apropie aniversarea frunzelor lovite de ploaie.
Amintirea intamplarilor mele
vine din viitor, nu din trecut.
Deci spun: se vor darama mari fringhii de ploaie
prin aerul umed care ne-a-nfasurat
inserarile.

Inima, inima, planeta misterioasa,
suflete, suflete, aer prin care se-apropie
imaginile tale tandre, putin fluturate
de respiratia mea.

Se-apropie aniversarea frunzelor lovite de ploaie,
aniversarea pietrelor de caldaram în care
potcoava lunii va izbi, când voi trece ridicat în sã
aniversarea bicicletelor rezemate de zid, aniversarea
numerelor de licean purtate la maneca,
aniversarea tuturor vorbelor care
tin în dintii literelor
dorintele, dragostea...

Inima, inima, planeta misterioasa
pe care mi-ar fi placut sã traiesc si sã mor.

----------------------------------------------------------------------------------------------------
LOS JÓVENES
Se besan, ¡ah!, se besan y se besan
los jóvenes en las calles, en los bares,
contra los muros,
se besan sin sosiego como si ellos mismos
no fuesen sino los extremos del beso.
Se besan, ¡ ah!, entre los autos que pasan,
en las estaciones del metro, en los cines,
en los buses, se besan desesperados,
con violencia como si la continuación
del beso
no fuera sino la vejez proscrita y la muerte.
Se besan, ¡ ah!, se besan los jóvenes esbeltos
y enamorados. Tan delgados que parece que
ignoraran la existencia del pan en la Tierra.
Tan enamorados,
como si ignoraran la existencia misma del mundo.
Se besan, ¡ah!, se besan como si estuvieran en lo obscuro,
en la más segura obscuridad,
como si nadie los viera, como si el sol fuera a iluminar
recién cuando las bocas, rotas a besos y sangrantes,
no pudieran besarse sino con los dientes.
(Versión: Sebastián Teillier)